Visitar Coimbra es siempre una buena idea
No sólo porque sea una ciudad tranquila en la que se puede encontrar cultura, comodidad y seguridad, sino también porque Coimbra está situada en una zona privilegiada en la que se puede encontrar todo lo que se desea en vacaciones: montaña, playa, mar, río y gastronomía.
Empezaremos con la Sierra. En la Serra da Lousã se encuentran cuatro de las más bellas Aldeas de Pizarra de Portugal: Casal de São Simão, Gondramaz, Cerdeira y Talasnal.
Sólo se tarda entre 30 y 50 minutos en coche en llegar a cualquiera de estos pintorescos pueblos. Allí reina el silencio, la calma, la tranquilidad que necesitamos. Los senderos invitan a pasear mientras se disfruta de paisajes de inigualable belleza. Aquí te sientes como en un mundo aparte.
De la montaña a la playa: a media hora de Coimbra se encuentra la hermosa ciudad pesquera de Figueira da Foz.
La llamada “Copacabana portuguesa” encanta con su extensa playa de arena y su malecón que invita a dar largos paseos mientras se disfruta de un helado. Conocida también por sus fiestas gastronómicas, no puedes irte sin comer o cenar pescado fresco a la parrilla. En el camino, por el bajo Mondego, se encuentra el imponente castillo de Montemor-o-velho.
Quien acabe visitando Figueira da Foz , debe visitar también la playa de Tocha, conocida por los famosos Palheiros da Tocha o la playa de Mira distinguida sucesivamente con la Bandera Azul desde hace más de 30 años.
De la playa al río: no puede faltar una parada en la Playa fluvial Torres do Mondego, a 15 km de Coimbra.
Una playa que destaca por sus infraestructuras, actividades y buenas prácticas medioambientales. ¡Una playa con Bandera Azul al pie de la montaña! El río Mondego marca toda la región, nada como sentirlo para disfrutar de esta maravilla natural.
¿Y qué es lo que no hay que perderse en vacaciones? ¡Buena comida!
Es imposible hablar de Coimbra sin mencionar la famosa gastronomía de la región, influenciada por la costa, los arrozales, el río y las montañas: nuestra deliciosa Bairrada de cochinillo, una de las siete maravillas de la Gastronomía, la tradicional Chanfana, el arroz de Lamprea o el cabrito, y por supuesto, sin olvidar los tradicionales postres conventuales, los Pasteles de Tentúgal, los Pasteles de Santa Clara o la Arrufada.